Egipto debe unirse al consenso sobre el uso compartido de las aguas del Nilo

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Las aguas del río Nilo sirven a once países de África, cada uno de los cuales tiene un derecho legítimo a sus aguas. Etiopía, Kenia, Uganda, Tanzania, RD Congo, Ruanda, Burundi, Sudán del Sur y Eritrea generan las aguas para diversos usos.

De los países que reclaman las aguas del gran río, Sudán y Egipto son los países que más se benefician del Nilo.

Para Egipto, el Nilo es su sangre vital sin la cual el país sería un desierto árido y desolado. Por lo tanto, no sorprende que haya “amenazado con ir a la guerra” si su derecho al 85% de las aguas del Nilo, según los acuerdos coloniales de 1929 y 1952 con Gran Bretaña, fuera manipulado o variado de alguna manera.

De acuerdo con dichos acuerdos, los otros ocho estados otorgaron a Egipto la autoridad sobre los desarrollos a lo largo del Nilo para garantizar el suministro constante de agua a Egipto. Sin embargo, la situación parece haberse vuelto insostenible para estos estados río arriba que aparentemente aceptaron atar sus manos sobre los recursos naturales sobre los que tenían los mismos derechos.

Al igual que Egipto, tenían necesidades de represas hidroeléctricas, agua para riego, uso doméstico e industrial. La manzana de la discordia ahora es lograr un equilibrio entre intereses contrapuestos.

Esto solo puede abordarse a través de un nuevo acuerdo entre todos los estados. El Acuerdo Marco Cooperativo (CFA), que buscaba reemplazar los acuerdos coloniales, fue un paso en la dirección correcta hacia un nuevo acuerdo entre los estados.

Sin embargo, Egipto sigue siendo el único estado que firmó el acuerdo. Si esto persiste, el resultado serán acciones más bien unilaterales como la decisión de Etiopía de construir una represa de 6,000 megavatios, sin consultar primero a Egipto.

El crecimiento de la población ha tenido un impacto adverso en el clima en un momento en que la demanda de agua para la agricultura, la generación de energía, el uso doméstico y las industrias ha aumentado exponencialmente en todos los países, incluido Egipto.

El problema es que la población casi se duplicará en 50 años en la mayoría de los países de la cuenca del Nilo, lo que exasperará aún más la situación del agua.

Todos los países deben hacer frente a la degradación ambiental, cuyo impacto en las precipitaciones ya se empieza a notar. Está en el interés de Egipto y de los países de la cuenca del Nilo invertir en la reversión de este peligroso fenómeno, que amenaza con extender el desierto del Sahara hacia el sur.

Solo a través de la acción colectiva podemos evitar que el Nilo se 'seque' y garantizar que haya suficiente agua para los países río abajo y río arriba. Discutir sobre derechos 'antiguos' no nos hará ningún bien. Para más información sigue el siguiente enlace:

http://www.monitor.co.ug/OpEd/Commentary/Egypt-should-join-the-consensus-on-shared-use-of-Nile-Waters/689364-3889416-6cwxbkz/index.html