Importancia del tratamiento de metales en la construcción y otras industrias

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A pesar del desarrollo de algunos materiales de construcción y construcción nuevos e inventivos, el metal sigue siendo un componente vital en la mayoría de los proyectos en todo el mundo. Apreciados por su resistencia y durabilidad, los metales como el acero se usan comúnmente en proyectos de construcción pequeños y grandes. Desde imponentes rascacielos hasta escuelas y negocios, el acero juega un papel clave en la integridad estructural de los edificios.

Si bien los metales tienen muchos beneficios y ventajas por sí mismos, existen dos procesos clave de tratamiento de metales que es importante comprender debido al impacto que tienen sobre los metales.

  1. Pretratamiento de metales 

La importancia del pretratamiento de metales se puede ver cuando observamos una de las formas más efectivas de pintar metales, el recubrimiento en polvo. A diferencia de otras técnicas de pintura, el recubrimiento en polvo no utiliza pintura líquida. Como sugiere el nombre, se usa pintura en polvo para cubrir el metal. El polvo se aplica mediante una pistola electrostática con aire comprimido. El recubrimiento en polvo es efectivo ya que el polvo puede adherirse a la superficie del metal no solo por la presión aplicada por el aire comprimido sino también por la diferencia de carga entre el polvo y el metal. La pieza de metal objetivo está conectada a tierra y el polvo recibe una carga negativa gracias a un electrodo en la pistola de pintura electrostática.

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Una parte crucial del recubrimiento en polvo, que le da al polvo la mejor superficie posible para adherirse, es el proceso de pretratamiento. Dependiendo del metal que se esté recubriendo, existen diferentes métodos de pretratamiento. Sin embargo, el objetivo principal es siempre el mismo: eliminar la suciedad o el óxido de la superficie, lo que podría reducir la eficacia y la capacidad de recubrir el metal con polvo. Esto es vital para las industrias que confían en que el metal sea una parte visible de un proyecto. En ciertos proyectos de construcción o incluso en la industria del automóvil y la motocicleta, donde los metales se recubren con polvo por razones estéticas y funcionales.

Dos de las formas más populares de métodos de limpieza de pretratamiento de metales son el granallado y el granallado con agua (a veces conocido como granallado con vapor o granallado húmedo). El granallado es una opción de limpieza agresiva que es perfecta para eliminar los defectos de la superficie, pero es menos eficaz para eliminar los contaminantes más finos, como los aceites. El chorro de agua es un proceso de pretratamiento menos agresivo, que utiliza partículas de vidrio de micras en un chorro de agua a alta presión para limpiar el metal.

Cabe decir que a la hora de pintar o recubrir cualquier metal, siempre es recomendable limpiarlo antes para conseguir el mejor resultado posible. Esto incluye proyectos en los que quizás no haya pensado, como barcos que necesitan revestimientos marinos o simplemente pintar muebles de jardín en casa.

Otro importante proceso de pretratamiento es el recubrimiento de fosfato. Aquí es donde los componentes se sumergen o se rocían en caliente con una variedad de recubrimientos de fosfato, que incluyen manganeso, zinc y hierro. Los beneficios incluyen proporcionar un revestimiento cristalino de larga duración, una mejor lubricación y una mejor adherencia de la pintura y el polvo. Para las industrias en las que necesitan que las piezas se muevan juntas, esto puede ser crucial. La industria automotriz y de ingeniería realmente puede beneficiarse del uso de recubrimientos de fosfato.

2. Tratamiento térmico 

Una variedad de industrias pueden beneficiarse del metal tratado térmicamente. Esto se debe a que hay tantas alteraciones diferentes en las propiedades de los metales que provienen del tratamiento térmico del mental. Por ejemplo, el templado es un proceso en el que un metal se eleva a una temperatura específica después de endurecerse, se mantiene a esa temperatura específica y luego se enfría. El resultado aumenta la tenacidad del metal, lo que puede ser beneficioso en la industria de la construcción, donde es posible que sea necesario exponer el metal a la intemperie.

El acero es un buen ejemplo de los beneficios que pueden derivarse del tratamiento térmico. No solo puede volverse más duradero sino también más fácil de soldar y aumenta su resistencia al desgaste y su vida útil general. La idea básica del tratamiento térmico es controlar con precisión el tamaño de la estructura del grano de metal. Cuanto más pequeña es la estructura del grano, mejores son las propiedades mecánicas del metal.

En general, estos procesos de tratamiento de metales son importantes para una variedad de industrias. Permiten que el metal rinda al máximo y pueden tener un impacto positivo en la vida útil del proyecto. Esto no solo es beneficioso para el cliente sino también para los responsables del proyecto.